Estimados, estimadas, alcaldes, alcaldesas, concejales y concejalas, permítanme participarles la siguiente reflexión:
Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en recuerdo de tres hermanas de la República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas.
Siendo un tema mundial, hoy las cifras en nuestro país nos señalan que al 23 de noviembre del año en curso, se registran 35 femicidios consumados, y 144 frustrados.
Creemos que hoy debe ser un día que vaya más allá de un recordatorio. Es un día que nos debe llevar a una profunda reflexión sobre la agresión física y maltrato psicológico que hoy sufren las mujeres de nuestro país.
Esto lo sabemos. No es un diagnóstico que desconozcamos.
Entonces, la pregunta que obliga a cuestionarnos y respondernos es: ¿Qué estamos haciendo para que esto no suceda y vaya en aumento?, ¿Qué estamos haciendo desde nuestro ámbito público-político en el que nos desenvolvemos?, ¿Cómo estamos ayudando a prevenir esta agresión?
Sé que muchas y muchos, si no todos y todas, realizamos e intervenimos en los distintos espacios de trabajo para aminorar y desterrar este flagelo de la violencia contra las mujeres. Pero entonces, una segunda interrogante necesaria que debemos hacernos es: ¿En qué estamos fallando?, ¿Son nuestras políticas públicas suficientes?, ¿Es la justicia lo bastante severa?, ¿Hemos construido políticas públicas de prevención suficientes?
Y en nuestro ámbito privado, ¿Cómo estamos educando a nuestras hijas e hijos para que no se permitan la naturalización de la agresión?, ¿Qué aprendizaje están recibiendo en los colegios para prepararlos a no habituarse al maltrato?
Nuestros municipios cuentan con Centros de la Mujer y/o Casas de Acogidas, además de Oficinas de la Mujer, que según cifras de SERNAMEG han proporcionado atención a más de 49 mil mujeres afectadas por violencia física, psicóloga, sexual o económica. Pero ¿Es suficiente? Seguramente debemos dar un paso más.
La necesidad de un financiamiento que permita una educación más profunda en nuestros colegios, en nuestras organizaciones sociales, en nuestros consultorios y en nuestros propios municipios para profesionalizar en mayor grado a quienes deben atender y educar a nuestros vecinos y vecinas. Porque hay que decirlo. Este no es sólo un problema de mujeres, es también un problema de todos nosotros, de la sociedad en su conjunto.
Es arduo el trabajo, pero necesario y urgente.
Claudia Mora Vega
Pdta. Comisión de Género y Equidad
Asociación Chilena de Municipalidades