- Por Daniel Vercelli, socio y Managing Partner de Manuia
La última COP26 mostró avances significativos en el combate a la crisis climática, pero al mismo tiempo, insuficientes ante el gran desafío que tenemos por delante de estabilizar el aumento de la temperatura en 1,5 ºC y lograr el objetivo de cero emisiones para 2050 como fecha tope.
Es importante mencionar que los logros obtenidos en noviembre pasado provinieron tanto de los acuerdos estatales como del compromiso que asumieron actores no estatales, entre quienes se encuentran las empresas privadas, los gobiernos subnacionales y los municipios de países de todo el mundo. Muchos de ellos decidieron ser parte activa de iniciativas como Race to Zero, que busca movilizar a regiones, ciudades, empresas, inversionistas e instituciones educativas como protagonistas en la reducción de emisiones de carbono.
Porque de eso se trata precisamente: los países pueden tomar decisiones globales a favor del medioambiente, pero son las empresas, organizaciones y municipios quienes aterrizan esas intenciones en medidas concretas, sumando el conocimiento real de las comunidades donde están insertos.
Las campañas globales como Race to Zero tienen la ventaja de permitir la participación de distintos actores para que se hagan parte de la cruzada y aquí los municipios cumplen un rol fundamental como encargados de la gestión a nivel local en concordancia con las políticas públicas nacionales. Actualmente en Chile existen 345 municipios, cada uno de ellos con un enorme potencial en la formulación, seguimiento y cumplimiento de metas en torno a reducir el impacto de la crisis climática. También son ellos quienes tienen una relación más cercana con la sociedad civil, por lo que cualquier plan que implementen en esta área tendrá un impacto directo en las personas.
Una alegría para Chile es que ya existe una buena cantidad de empresas comprometidas con Race to Zero, junto a gobiernos subnacionales como el Gobierno de la Región Metropolitana, las municipalidades de Renca o Vitacura, entre varias otras. Además, el espacio de colaboración que ofrece la Asociación Chilena de Municipalidades a través de ACA (Acción por el clima), es una oportunidad para que esa adhesión se incremente y que ojalá más municipios se sumen a la causa de lograr cero emisiones en 2050, especialmente aquellos que por su ubicación o geografía, son más vulnerables a los efectos negativos de la crisis.
Sabemos que no todos los municipios en Chile cuentan con el mismo financiamiento, atribuciones, ni la cantidad suficiente de profesionales en temas medioambientales para elaborar planes efectivos. Por eso, es primordial que la metodología que se implemente y las exigencias respectivas sean organizadas y monitoreadas por asociaciones como ACA, que gracias a su labor abre un espacio de amplia participación y asesoría para los interesados.
El llamado a los municipios que aún lo han hecho es a incorporar el cambio climático como punto importante dentro de la gestión municipal y comprender que desde su trinchera cumplen un rol clave para las comunidades como agentes creadores de soluciones concretas, oportunas y descentralizadas que vayan en beneficio del planeta.